El caso se viralizó en redes sociales en las últimas horas y volvió a poner en debate las prácticas de algunas aerolíneas low cost, en especial en lo que respecta al equipaje de mano. Una pasajera española denunció que, por culpa de una situación de abuso e inflexibilidad por parte del personal de Ryanair, no pudo volar a despedirse de su abuelo enfermo.

Carmen Díaz Guadamuro había comprado un vuelo de urgencia de Bruselas a Asturias, luego de enterarse del grave estado de salud de su abuelo. El pasaje le costó 286 euros, ya que fue adquirido de un día para otro. Viajaba solo con una mochila, sin equipaje facturado.
Al llegar al embarque, el personal de tierra de Ryanair la obligó a medir la mochila en el medidor oficial. Si bien no entraba de forma horizontal, sí lo hacía verticalmente. A pesar de esto, le exigieron pagar 60 euros adicionales en concepto de multa por equipaje.

La pasajera aceptó pagar sin discutir, entendiendo la urgencia de su viaje. Sin embargo, fue apartada a un costado durante diez minutos, mientras esperaba la posibilidad de realizar el pago. Al volver, le comunicaron que las puertas del vuelo ya se habían cerrado y que no podría embarcar, aun cuando estaba dispuesta a pagar.
Carmen, entre lágrimas, explicó que viajaba de urgencia para despedirse de su abuelo, quien se encontraba internado. Sin embargo, la decisión fue terminante: no la dejaron subir al avión. Perdió así el vuelo, el dinero del pasaje y, lo más doloroso, la posibilidad de estar con su abuelo en sus últimos momentos. Poco después, su abuelo falleció.

Este caso volvió a encender la polémica sobre las medidas de equipaje en Ryanair y en otras aerolíneas low cost. Las políticas de equipaje son, en muchos casos, restrictivas y poco claras. Los pasajeros suelen enfrentarse a medidores de equipaje que varían de un aeropuerto a otro y a interpretaciones distintas por parte del personal de tierra. Esta falta de uniformidad genera confusión y malentendidos frecuentes en el momento más sensible del viaje: el embarque.
Cada vez son más los pasajeros que denuncian haber sufrido abusos, cobros inesperados o incluso la imposibilidad de volar por situaciones similares a la vivida por Carmen. En este contexto, se hace urgente revisar las prácticas y exigir un trato más justo y humano para los viajeros, especialmente en circunstancias tan delicadas como esta.